Al poniente
de la Plaza de la Constitución, un edificio se adelanta al paso de los otros:
el Palacio de Justicia, que fuera en el siglo XVI Capilla Real de Indios y
remodelada en el siglo XVII para darle su aspecto actual. Actualmente es
utilizada como Palacio de Justicia.
La Fachada es de estilo barroco estípite, enmarcada por los cubos de ladrillo de las viejas torres, que nunca soportaron los campanarios. En su parte baja, se pueden ver dos interesantes carteles con relieves alusivos a los escudos del imperio español.
La Fachada es de estilo barroco estípite, enmarcada por los cubos de ladrillo de las viejas torres, que nunca soportaron los campanarios. En su parte baja, se pueden ver dos interesantes carteles con relieves alusivos a los escudos del imperio español.
En el
lambrín, en bajorrelieve, dos piedras labradas muestran los escudos de Carlos
V: el primero es el de la Austria, que lleva un águila bicéfala con las alas
caídas, triplemente coronada, y que tiene en el centro el emblema de Aragón. El
otro es el escudo de castilla, que está
sostenido por dos varones, desnudos y de perfil, quienes sostienen el escudo
con una mano y con otra unas ramas de rosa.
La
construcción de la Capilla Real de Indios fue iniciada por Andrés de Córdoba el
8 de Abril de 1528; los cuatro caciques de Tlaxcala pagaron esta obra y la
dedicaron a Carlos V, emperador que otorgó a Tlaxcala escudo de armas y título
de leal ciudad.
Sus
distintos trazos nos hablan de su historia modificada: En el siglo XVI era de
una sola nave; en el XVII se le agregaron dos naves más, para lo cual se tomó
parte del espacio de la plaza.
Su portada,
con dos cuerpos con estilos diferentes, presenta columnas barrocas en la parte
inferior. En la parte superior ostenta pilastras cónicas que separan los
tableros donde se adosan tres medallones; el primero con el escudo pontifical:
báculo y llaves de San Pedro; el segundo, tiara alta ceñida por tres coronas y
una cruz sobre el remate. El tercero se encuentra actualmente vacío.
Sus cuerpos
no sostienen torres, ya que diferentes siniestros afectaron el edificio, que
perdió su nave y se derrumbó parcialmente. Sus tallas y el esculpido de su
escudo nos dan la noticia de las condiciones imperantes en la Tlaxcala del siglo
XVI; suma ritual de alianza de lo secular y lo religioso y una fuerza legítima
en sus representaciones y en la ocupación del espacio del poder.
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